martes, 9 de octubre de 2012

Reflexión Electoral.


El domingo 7 de octubre fueron las elecciones presidenciales en Venezuela. Fue un día lleno de entusiasmo, muchas fotos con el meñique morado llenaban las redes sociales, como también las palabras de optimismo y fe por el cambio que se deseaba. Desde las tres de la mañana habían personas comenzando hacer colas en los colegios para ejercer su derecho al voto. En la tarde muchos estábamos viendo las noticias nacionales e internaciones, para ver como marchaban las cosas. La noche llego y la tensión aumento, todos tenían cara de felicidad, en las redes sociales los ánimos comenzaban a disminuir, los seguidores del gobierno estaban en las calles con sus motos y armas. Mi nerviosismo  iba creciendo cuando amigos me comentaban “Gano Capriles, pero toca esperar". La hora de los resultados paralizo a todos, dejando un silencio mezclado entre la esperanza de un nuevo camino y la angustia de continuar en la decadencia que estamos teniendo como país. Las lágrimas invadieron mi rostro dejando mi estado de ánimo indescriptible por los resultados electorales, que dieron como ganador a Hugo Chavez.

Al despertar el lunes 8 de octubre la tristeza aumento y la desesperanza se apodero de mi alma, los comentarios de fraude se hacían sentir, mientras las calles de Caracas estaban desoladas. Se dice que gano Henrique Capriles con gran porcentaje, pero Chavez amenazo con dar un autogolpe de estado si anunciaban los verdaderos resultados.

La gran tristeza que siento hoy, es por ver como muchos adoran a un gobernante que tiene 14 años en el poder como un Dios, donde dejó muy claro en una de sus marchas que no importaba si no había agua o se iba la luz, solo importaba que votaran por él, aun peor aquellos que lo apoyan dicen “A quien no le guste la inseguridad que se vaya del país”. La inseguridad, la inflación, los apagones, los secuestros, la falta de agua y de producción nacional, se ha convertido en una costumbre para todos. Pero eso queríamos cambiarlo, tuvimos la libertad en nuestras manos y se nos fue arrebatada por una amenaza llena de poder y ambición.

Como Venezolana quiero un país seguro, donde los hospitales tengan suministros, donde comamos nuestra carne, queso, verduras, cereales y no lo de otros países, por la falta de producción que existe gracias a ciertas expropiaciones. Me gustaría vivir en un país donde hacer mercado sea agradable por la variedad de productos, donde no me de miedo sacar un teléfono inteligente porque me lo pueden robar y hasta quitar la vida, pero sobre todo me gustaría ver un país, donde la cantidad de homicidios disminuya y no existan divisiones de colores y creencias políticas.

Me despido con esta frase de Simón Bolívar “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”.

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